Por qué Trelew?

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Por qué trabajar sobre un tema difícil, silenciado por años?
Por qué meterse en cuestiones que el tiempo convirtió en un tema maldito?
Estas eran preguntas que nos formulaban una y otra vez, cuando el equipo que hizo Trelew, se obstinó en saber más y más.
Por qué Trelew?
Porque sí.
O en todo caso otra pregunta: por qué, no?
Y ahí la respuesta es fácil: Trelew nos explica el presente, Trelew nos cuenta de una generación que tomó la decisión de enfrentar un proyecto de país y construir otro. Y no pudo, o mejor dicho, no la dejaron. Los resultados son hoy la miseria, los miles de jóvenes sin trabajo y sin futuro.
Trelew nos explica.
Si leemos entre líneas, Trelew nos aclara lo que vino después.
Pero Trelew porque sí, esencialmente, porque no pude correrme cuando supe un poco, y después fue tarde, me enamoré.
Sí, me enamoré de Trelew, de esa historia no de héroes intocables, sino de cuento pequeñito, de cuento de la solidaridad de aquellos habitantes de la extensa patagonia, que decidieron entrar a un penal de máxima seguridad a llevarle cigarrillos, queso y pan, a esos jóvenes presos que además de enfrentar a una dictadura militar y hacer la revolución, también reían y jugaban al fútbol y cantaban chacareras y zambas de pabellón a pabellón...

Trelew porque no podía entender y quería explicarme, la fortaleza de aquellos que lo perdieron todo -sus hijos-, y que sin embargo se pararon firmes en sus dos piernas, para pelear contra aquella dictadura del Gral. Lanusse, y gritarle en la cara que aquéllo, a pesar de las versiones oficiales, había sido un asesinato, un fusilamiento cobarde.

Trelew porque me conmovía el gesto de la mamá de Eduardo Capello, que perdió a sus dos hijos... y la mirada de Tito, un poblador que se obstinó en ser solidario con aquellos jóvenes y terminó preso en el mismo penal.

Y Trelew también, porque, cuando leí en una vieja publicación los recuerdos del padre de María Angélica Sabelli (una de las jóvenes acribilladas que solo tenía 23 años) que no recordaba dónde había besado a su hija por última vez, si en la frente o en la mejilla, ya no pude dejar de contar la historia.

Mariana Arruti
Directora


Algunas líneas de lo que fue filmar en Trelew


La historia de esta película comenzó en Trelew, en Rawson, en Playa Unión, en la meseta pelada y extensa de la patagonia argentina.
Si desde el inicio se abordó una investigación exhaustiva sobre el tema que no dejara hilos sueltos ni problemática sin discutir, cierto es que a la vez, desde el primer momento no fue despreciado el terreno donde habían sucedido aquellos hechos..
Había que conocer los lugares, los sitios, los gestos de los pobladores de aquel mundo tan lejano a Buenos Aires, la gran cuidad.

Impacto, emoción, sorpresa, son algunos de los sentimientos con los que el equipo completo que filmó Trelew convivió en cada una de las etapas de la investigación previa en el terreno, del rodaje, y de los sucesivos viajes a la patagonia a los que obligó la realización del film.

El comienzo fueron las puertas cerradas, el silencio de la gente del lugar, la desconfianza. Poco a poco, en cada viaje, en cada café compartido en el Touring Club – un viejo bar de Trelew donde se ha decidido gran parte de la historia política de la zona - , fueron generando los afectos, la confianza, y la necesidad interna de los que habían estado tan cerca de la historia, de compartir el proyecto. De pronto, como una tormenta interna, como una catarsis, los que habían dicho nó, dijeron que sí, que iban a participar por ellos mismos, por sus hijos, por una historia dolorosa silenciada por años que necesitaban recuperar para sí mismos.

Filmar en Trelew fue una tarea compartida, un crisol de emociones entre los que estábamos detrás de cámara y aquellos otros que nos ofrecían la arcilla para hacer la escultura. Filmar en la patagonia, fue conformándonos como parte del lugar. Fuimos de a poco dejando de ser “extranjeros” para ser parte de una historia, la historia más fuerte que haya acontecido en la meseta pelada.

La sala del cine repleta cada día de espectadores cuando el film fue estrenado en Trelew, nos mostró cómo el film había ayudado a cambiar las cosas. Quizá este sea sólo el comienzo de un camino por el que es necesario andar para saber quiénes somos.

Mariana Arruti
Directora